martes, 29 de abril de 2014

Cielo, cuéntale a él que porqué yo le llamaba así.

Que te quería de aquí hasta los margenes de los libros. Y mira las paredes tío, que no sé qué tienen que parecen llenas de ti, y ojalá fuese suficiente para llenar el vacío que hay en mí. Nos agotamos, siempre supe que me arrepentiría. No sé, todavía creo que quizás el tiempo podría habernos dado una oportunidad si no hubiesemos sido tan ansiosos, sí, ya sabes, «queríamos ser tanto que se nos olvidó ser algo».
Ellos juegan con corazones y nosotros jugamos con el destino, ingenuos. Le quisimos dar la vuelta al reloj pero cariño, se nos hizo tarde. Aún le grito al cielo, por si un día le da por volverse oscuro y ya no noto tanto el frío.

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