Yo que siempre fui un proyecto que nadie supo acabar bien mientras tú me prometías a ciegas que se arreglaría, que funcionaría, que esta vez sí que podríamos.
Y nosotros a la espera, de un golpe de suerte, mientras nos permitíamos odiar a la vida por todos los que ya nos había dado.
No paramos de jugar a las promesas y joder, no hemos dado ni una. Y es que contigo, me sé el precipicio de memoria y no sé si quiero o puedo escalarlo. He saltado tantas veces por ti, que ya he perdido la cuenta. He perdido las ganas, de ti, de mí, de nosotros, de intentarlo. Ya no hay motivos por los que querer querer. Estoy yo, vacía y a la espera de dejarme llenar. Estoy atrapada, sí, pero eres tú, que no me dejas salir.
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